Pablo Ángel, copywriter

Batalla de mojitos con el mar caribe de fondo.

Cuba, Orlandito y el mar caribe, mi mujer y yo, un anillo y 30 mojitos.

 

Mira la foto. Lo normal sería poner aquí una foto serio, en plan trajeado y sonriendo a lo emprendedor de éxito.

Pero no...

Encontré esta foto y la subí porque recordé esta historia.

Muy lejos de casa, con arena en los pies y un mojito en la mano.

 

Bien...

En 2023 me casé con mi mujer.

Nos flipa beber mojitos. Así que es sencillo: luna de miel a Cuba.

 

En la foto el del sombrero blanco soy yo y el de la gorra es Orlandito.

Eso es en la playa de Cayo Jutías, en un chiringuito perdido en medio del Caribe.

En ese justo momento llevaríamos como unos 10 mojitos cada uno. Y Orlandito estuvo cantando guajiras para animar la tarde.

A mi mujer y a mí siempre se nos dio bien eso de cerrar bares. Y claro, aquel día cerramos el chiringuito con Orlandito.

Un personaje. Medio cantante, medio bohemio, medio cómico, medio filósofo de la vida.

100% cubano de Viñales.

Él ponía la música y nosotros las propinas. Amigos enseguida. Mojitos, el mar de fondo y un sol de justicia. A veces la vida es así de sencilla.

 

El caso es que mi mujer me hizo esa foto justo cuando se iba a bañar en el mar.

Todo era perfecto...

Pero de repente, la escuchamos gritar:

 

¡Pablo! ¡Pablo! ¡El anillo! ¡El anillo!

 

Se le había escurrido el anillo de compromiso y lo perdió entre el agua y la arena.

¿Que si ella también llevaba 10 mojitos encima? Sí.

Imagínate la escena:

Orlandito y yo, ciegos, corriendo escaleras abajo a lo Jack Sparrow para hacer de buzos improvisados y encontrar un tesoro perdido en el mar caribe.

Un espectáculo...

 

Después de un rato buscando sin éxito, Orlandito, que además de cantante era sabio, se me acerca, se ríe y me suelta:

 

¡Pablo! Cuando llegues a España, sin que ella se entere, le compras otro anillo más bacano... ¡y listo!

 

Y luego añadió, con toda la naturalidad con la que habla un cubano:

 

Mira, Pablo, si yo pudiera, le compraba 20 anillos a mi mujer... pero aquí no tengo ni para uno.

Así que vengo aquí a este chiringuito, canto, animo a gente como tú y tu mujer y me llevo algo para comer ese día.

No os preocupéis por el anillo.

Vale, sí, significa mucho... pero seguro que tú en la Madre Patria puedes comprar uno igual o mejor.

Ahora disfrutad el viaje... Y disfrutad de la vida.

 

Y esa tarde entre mojitos y guajiros, Orlandito me dejó varias lecciones que no se me olvidarán nunca:

 

  • Que la alegría no depende de lo que tienes en el bolsillo, sino de lo que llevas dentro de ti.

  • Que hay gente que, teniendo muy poco, vive de una manera más admirable que muchos que lo tienen todo.

  • Que las cosas importantes se pueden perder en un segundo.

  • Que en esta vida se pierden anillos, se pierden amores, se pierden países enteros y se pierden imperios... y aun así, hay que seguir cantando.

  • Y que si algo no tiene solución, será que no debía tenerla.

  • Y que no hay nada más bonito para un español que tener un tesoro perdido, en una isla del mar caribe. Allí donde crecen los habanos, el café y el ron.

 

PD: me gustaría pensar que Orlandito bajó a la playa al día siguiente y comenzó a buscar el anillo, y lo encontró.

Y se lo regaló a su mujer... O lo vendió... que falta le hacía el dinero.

¿Quién sabe?

Si lo encontró, me alegro por él.

Es más, mi mujer ahora es la que se alegra, ya que le hice caso a Orlandito y le regalé un anillo mucho más bacano.

Orlandito de vuelta en el taxi, lo dejamos en la esquina de su casa. Muy contento.

Algo sobre mí...

 

De ser futbolista y lesionarme a montar un bar copas y vender durante 6 años detrás de una barra.

 

De cerrar el bar estando arruinado a repartir pizzas en Francia y luego volver a España para vender y facturar millones de euros para varias multinacionales.

 

De introducirme en el mundo de la consultoría SAP a crear VENDEMENTE®, un club de ventas, copywriting y email marketing para emprendedores, freelancers y copywriters sin complejos.

 

 

Ok.

A parte de mi enfermedad vental, tengo una adicción...

Estoy totalmente enganchado.

Soy adicto al aprendizaje continuo, tengo tanto enganche a mejorar y a aprender cada día que si miro hacía atrás, por ejemplo, tan solo unos meses, pienso que fui un completo gilipollas.

Es el precio que pagas por aprender y mejorar a diario. Y si a ti no te pasa es que algo estás haciendo mal.

Bueno, quitando eso, creo que soy un tipo normal. He vivido una serie de cosas y voy a contarte algunas aquí, el resto lo suelo contar en mis emails diarios.

 

En realidad, creé VENDEMENTE® porque mi mujer y yo estábamos esperando una niña.

Y la verdad, necesitaba ganar más pasta para ella. Y por eso enseño a ganar dinero con las ventas, el copywriting y el email marketing.

Y también redacto emails de venta para otras empresas. Les ayudo a vender más. Mucho más. Pero si decides contratarme no será barato. Y solo podrás hacerlo si estás en mi lista de suscriptores.

 

 

Hago lo que me gusta, enseño y vendo, ayudo a otros a vender y a ganar dinero, y gano dinero con ello.

No hay más.

Y si no te gusta eso, y tienes problemas con que la gente venda y gane dinero puedes mirar para otro lado.

Para empezar, si odias que la gente venda y gane dinero no te suscribas porque será peor para tu ventafobía y tu salud mental. Te saldrían picores y ronchas y no quieres eso.

 

Bien.

Recuerdo que no fui un buen estudiante.

No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me arrepiento.

Bueno, de hecho... creo que me alegro, ya que cada trabajo que he tenido desde mis 19 años me ha forjado.

 

Fui canterano del Betis, pero una fuerte lesión de tobillo truncó mis planes. Allí entré con 10 años y salí con 18. Y siendo sevillista...

Al año siguiente, en 2008, volé a otra ciudad para montar un bonito bar de copas con mi hermano, quien ya tenía experiencia. Se llamó Musicology.

En la Puerta de Granada del casco histórico de Úbeda.

Lo gestionamos durante 6 inolvidables años.

No hay MBA en el mundo que me enseñe lo que me enseñó aquello. Lo abrí y lo cerré durante más de mil noches. Imagínate la de historias... muchas las cuento en mis emails diarios.

Allí dieron el primer concierto los Guadalupe Plata. Allí cantaron Zahara y Mario Díaz. Tocó Antonio Arias de Lagartija Nick. Hizo un monólogo Dani Rovira. Nos visitaban para tomar copas los vecinos baezanos Supersubmarina.

Pero también, se acercaron miles de ubetenses y de otros muchos lugares para pasar grandes ratos.

Aquel rincón no era como otro cualquiera, tenía algo especial y aún hay mucha gente que lo recuerda.

Algunos lo llevamos tatuado en el cuerpo...

Pablo Ángel, copywriter

Esas piedras saben más que todos los que tienen un MBA de 100.000€.

Pablo Ángel, copywriter

Te cuento un secreto: el escenario de piedra está relleno de litros de cerveza Alcázar.

Cuando cumplí mis 24, me daba la sensación de que había vivido como 50.

Hacer de peón de albañil en la reforma que duró 4 meses, poner miles de cafés y copas, coger cientos de carretillas con cajas de cervezas, cargar botelleros, gestionar el equipo, tratar clientes, hacer de psicólogo, hacer pedidos, tratar proveedores, pagar facturas, contrataciones, poner música, limpiar el bar entero, hasta desatascar váteres llenos de mierda, y tirar la basura al final de cada noche...

 

Mi hermano y yo lo hacíamos todo allí.

Es más, vivíamos allí, justo encima del bar.

Aquello fue nuestro primer acierto y nuestro primer error.

 

Con el paso de los años, la crisis comenzó a asomar las patas.

Lo que antes era 10, se volvió 3.

Alquiler desorbitado.

Trabas burocráticas.

Altos impuestos.

Deudas.

 

Éramos muy jóvenes y ya teníamos agotamiento físico y mental.

Lo que fueron cientos y cientos de noches de euforia y éxito, pasó a convertirse en un fracaso empresarial.

Lo que fue un lugar de alegría para muchos se convirtió en algo insostenible, mala gestión y una pesadilla para nosotros.

 

Tanto Musicology, como una gran etapa, cerraron para siempre...

Toqué fondo.

Me forjó tener que volver a empezar de 0.

Me forjó tener que irme a repartir pizzas a un país extranjero sin conocer el idioma, ni sus calles.

Me forjó tener que irme a poner copas a un hotel de Disneyland Paris, a servir en mesa y a fregar platos, a descansar solo un día a la semana durante un año.

Y como es lógico, todo lo que te forja, te hace más fuerte.

 

Volví, y conseguí un puesto en Maxxium (ahora Beam Suntory) de promotor de ventas, para luego ascender como gestor comercial, yo lo llamo vendedor, aunque a la gente no le guste esa palabra... y vendía marcas de bebidas como Brugal, Larios, DYC, The Macallan, Roku Gin... para más de 300 de bares, discotecas, chiringuitos y hoteles por Sevilla, Badajoz y Huelva.

 

Después de 10 años en el sector de la hostelería, accedí a la industria farmacéutica, para vender millones de pastillas Juanola para mas de 250 farmacias de Sevilla y Huelva.

Y en esto, mi abuela, la Amparichi, que fue la mejor emprendedora y vendedora del mundo, estaría orgullosa, ya que le flipaban estas pastillas y me las compraba cuando yo era pequeño.

 

Después de 16 años de experiencia profesional, de más fracasos que éxitos, de altibajos y de reinventarme constantemente, ahora vivo como quiero y con quien quiero.

He creado mi propio negocio online unipersonal donde ayudo a emprendedores de negocios online a vender y a ganar más dinero gracias al copywriting y al email marketing.

He aprendido a no pensar en el que dirán, a no esperar la adulación ni la aprobación de nadie, pues quien no ha fracasado en su vida, es porque no ha hecho absolutamente nada que valga realmente la pena.

De tantas vivencias y experiencias, NO soy resiliente, ni quiero... soy antifrágil

El resiliente se recupera, pero el antifrágil mejora, como diría Nassim Taleb.

Por eso y por lo que vas a conseguir tú...

He creado esto.

PARA TI.

Suscríbete ahora y recibe gratis:

 

• Un audio de 6 minutos y 17 segundos donde te muestro 7 claves para construir una marca personal imposible de ignorar.

• 1 email cada mañana con 1 idea para que te compren más (te das de baja cuando quieras).

• Te unes a miles de emprendedores, freelancers y copywriters que tienen acceso a productos exclusivos y adictivos para vender más.