Batalla de mojitos con el mar caribe de fondo.

 

Cuba, Orlandito, el sol y el mar caribe, mi mujer y yo, y 30 mojitos.

 

 

A ver...

 

Ahí, lo más normal es que pusiera una foto medio formal, bien vestido, en camisa, en una oficina o en un lugar emblemático... pero di con esta foto y la pongo aquí porque antes que nada quiero contarte una curiosa historia

 

Es un bonito recuerdo en una isla perdida del mar caribe.

 

Y luego ya, si eso, te cuento mi historia.

 

Mi mujer y yo nos casamos en 2023. Y nos flipa beber mojitos.

 

Entonces, el viaje de luna de miel fue directamente a La HabanaCuba.

 

Es sencillo. 

 

Si miras la foto, el del sombrero blanco soy yo, y el que tengo en frente, es Orlandito.

 

Y ahí estábamos... en Cayo Jutías, en un chiringuito perdido de una bonita playa al noroeste de la maravillosa isla que perdimos los españoles.

 

Orlandito me escucha, como buenamente puede, ya que en ese momento creo que llevaríamos encima cada uno como 10 mojitos, además de la pechá de cantar guajiros que se pegó un poco antes.

 

A mi mujer y a mí se nos da, o se nos daba bien cerrar bares, y como era lo esperado, este chiringuito lo cerramos con Orlandito

 

Orlandito era un bohemio de la vida, medio cantante, siempre con su guitarra alegrando el chiringuito, medio comediante, medio guajiro y medio habano. Un cubano de Viñales.

 

Orlandito se convirtió en nuestro amigo espiritual. La buena propina hizo lo suyo... y nos mostró que la vida se vive mejor entre canción y canción, en un lugar idílico, de sol caribeño, mientras cantaba 'Idilio' de Willie Colón. Y que los mojitos ayudan, aunque te hagan cantar peor.

 

Fue mi mujer entonces quien hizo esa foto, cuando iba de camino a darse un baño en el mar, de agua caliente y transparente.

 

Y lo que todo parecía idilio o idílico... mi mujer empezó a gritar...

 

¡Pablo!, ¡Pablo!... ¡el anillo!, ¡el anillo! 

 

A mi mujer se le escurrió el anillo de compromiso de entre los dedos y lo perdió entre el agua y la arena. Ahora que lo pienso, ella también llevaría encima sus 10 mojitos...

 

Y ahí nos tienes a Orlandito y a mí, con nuestros 20 mojitos entre pecho y espalda, bajando rápido por las escaleras, o eso creo, e intentando hacer de buzos.

 

Esta aventura de encontrar un tesoro en el mar del caribe me llamaba la atención. Pero creo que ni Jack Sparrow lo encontraría.

 

Y al rato de buscar y no hallar... Orlandito, que era un sabio, un brujo de otra época, me dijo:

 

"¡Pablo! Cuando llegues a España, sin que ella lo sepa, le compras otro que sea más bacano, y se acabó!".

 

Y continuó: "Mira, Pablo, si yo pudiera le compraba a mi mujer 20 anillos, pero no tengo ni para uno, aquí por desgracia no podemos, así que lo que hago todos los días es venir aquí a cantar e intentar alegrar a gente como tú y tu mujer, y claro, llevarme algo de propina para la casa, algo que solo nos da para comer. Así que no os preocupéis por el anillo, significa mucho, pero allí de donde vienes seguro puedes conseguir uno igual o mejor para ella. Así que, disfrutad del viaje y cuando vuelvas le compras otro mucho mejor..."

 

Ahora saca todas las lecciones que me dio Orlandito.

 

Yo me quedo con la alegría, el humor y la energía que vive un cubano, aunque a su alrededor haya pobreza y miseria.

 

Que el dinero se gana con sacrificio diario, y con ingenio.

 

Que hay lugares en el mundo donde lo pasan peor que tú, tienen menos tonterías que tú y viven de una forma más admirable de la que lo haces tú.

 

Que hay que valorar lo que ya tenemos, y recordarse a uno mismo, que de un momento a otro, podemos perderlo.

 

Que de cosas perdidas está el mundo lleno... Como un anillo, como un amor, como Cuba.

 

Que no te tomes las cosas tan en serio, que los problemas están para resolverlos. Y que si no tienen solución, es porque así debe ser.

 

Ya que,

no hay nada más bonito para un español,

que tener un tesoro perdido,

en una isla del mar caribe, 

allí donde crecen los habanos, el café y el ron.

 

PD: Quiero pensar que Orlandito bajó a la playa al día siguiente y comenzó a buscar el anillo, y lo encontró.

Y se lo regaló a su mujer... O lo vendió... que falta le haría el dinero.

¿Quién sabe, no?

Si lo encontró, me alegro por él.

Es más, mi mujer ahora es la que se alegra, ya que le hice caso a Orlandito y le regalé uno más bacano.

Orlandito de vuelta en el taxi, lo dejamos en la esquina de su casa. Muy contento.


 

Y ahora es cuando te suelto mi historia...

 

De ser futbolista a tener un bar copas y vender detrás de una barra.

 

De estar arruinado y repartir pizzas en Francia a vender y facturar millones de euros para varias multinacionales.

 

De consultor SAP para una multinacional a crear vendemente.com.

 

 

Ok.

 

Pues mira, escucha.

 

Tengo una adicción.

 

Estoy totalmente enganchado.

 

Soy adicto al aprendizaje continuo, tengo tanto enganche a mejorar y a aprender cada día que si miro hacía atrás, por ejemplo, tan solo unos meses, pienso que fui un completo gilipollas. Es el precio que pagas por aprender y mejorar a diario. Y si a ti no te pasa es que algo estás haciendo mal.

 

Bueno, quitando eso, creo que soy un tipo normal. He vivido una serie de cosas y voy a contarte algunas aquí, el resto lo suelo contar en mis emails diarios.

 

En realidad, he creado esto de vendemente.com porque mi mujer y yo estamos esperando un bebé que viene de camino, ya sabes, luna de miel, Cuba, los mojitos...

 

Y la verdad, necesitaba ganar más dinero para él, porque el futuro de este país lo veo turbio. Y por eso enseño a ganar dinero vendiendo... Hago lo que me gusta, enseño y vendo, ayudo a otros a vender y a ganar dinero, y gano dinero con ello. No hay más. 

 

Si nos vamos muy atrás, recuerdo que no fui un buen estudiante. No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me arrepiento, bueno, de hecho, creo que me alegro, ya que cada trabajo que he tenido desde mis 19 años, me ha forjado.

 

Fui canterano del Betis, pero una fuerte lesión de tobillo truncó mis planes. Allí entré con 10 años y salí con 18. ¡Y siendo sevillista!

 

Al año siguiente, en 2008, volé a otra ciudad para montar un bonito bar de copas con mi hermano, quien ya tenía experiencia. Se llamó Musicology. En la Puerta de Granada del casco histórico de Úbeda. Lo gestionamos durante 6 inolvidables años.

 

No hay MBA en el mundo que me enseñe lo que me enseñó aquello. Lo abrí y lo cerré durante más de mil noches. Imagínate la de historias...

 

Allí dieron el primer concierto los Guadalupe Plata. Allí cantaron Zahara y Mario Díaz. Tocó Antonio Arias de Lagartija Nick. Allí se tomó un café el escritor Antonio Muñoz Molina. Hizo un monólogo Dani Rovira. Nos visitaban para tomar copas los vecinos baezanos Supersubmarina. Ruben Vilagrand y Miguel Ángel Gea hicieron magia.

 

Pero también, se acercaron miles de ubetenses y de otros muchos lugares para pasar grandes ratos.

 

Aquel rincón no era como otro cualquiera, tenía algo especial y aún hay mucha gente que lo recuerda. Algunos lo llevamos tatuado...

Esas piedras saben más que todos los que tienen un MBA de 100.000€.

Te cuento un secreto: el escenario de piedra está relleno de litros de cerveza Alcázar.

 

Cuando cumplí mis 24, me daba la sensación de que había vivido como 50. Hacer de peón de albañil en la reforma que duró 4 meses, poner miles de cafés y copas, coger cientos de carretillas con cajas de cervezas, cargar botelleros, gestionar el equipo, tratar clientes, hacer de psicólogo, hacer pedidos, tratar proveedores, pagar facturas, contrataciones, poner música, limpiar el bar entero, hasta desatascar váteres llenos de mierda, y tirar la basura al final de cada noche...

 

Mi hermano y yo lo hacíamos todo allí. Es más, vivíamos allí. Aquello fue nuestro primer acierto y nuestro primer error.

 

Con el paso de los años, la crisis comenzó a asomar las patas. Lo que antes era 10, se volvió 3. Alquiler desorbitado. Trabas burocráticas. Altos impuestos. Deudas. Éramos muy jóvenes y ya teníamos agotamiento físico y mental. Lo que fueron cientos y cientos de noches de euforia y éxito, pasó a convertirse en un fracaso empresarial. Lo que fue un lugar de alegría para muchos se convirtió en algo insostenible, mala gestión y una pesadilla para nosotros.

 

Tanto Musicology, como una gran etapa, cerraron para siempre...

 

Toqué fondo.

 

Me forjó tener que volver a empezar de 0.

 

Me forjó tener que irme a repartir pizzas a un país extranjero sin conocer el idioma, ni sus calles.

 

Me forjó tener que irme a poner copas a un hotel de Disneyland Paris, a servir en mesa y a fregar platos, a descansar solo un día a la semana durante un año.

 

Y como es lógico, todo lo que te forja, te hace más fuerte.

 

Volví, y conseguí un puesto en Maxxium (ahora Beam Suntory) de Promotor de Ventas, para luego ascender como Gestor Comercial, yo lo llamo vendedor, aunque a la gente no le guste esa palabra... porque vendía Brugal, Larios, DYC, The Macallan, Roku Gin... para más de 300 de bares, discotecas, chiringuitos y hoteles por Sevilla, Badajoz y Huelva.

 

Después de 10 años en el sector de la hostelería, accedí a la industria farmacéutica, en Angelini Pharma, para vender millones de pastillas Juanola para mas de 250 farmacias de Sevilla y Huelva. Y en esto, mi abuela, la Amparichi, que fue la mejor emprendedora y vendedora del mundo, estaría orgullosa, ya que le flipaban estas pastillas y me las compraba cuando yo era pequeño.

 

Después de 17 años de experiencia profesional, de más fracasos que éxitos, de altibajos y de reinventarme constantemente, ahora vivo como quiero y con quien quiero.

 

Trabajo desde mi casa como consultor de negocios SAP para una multinacional y, además, he creado mi propio negocio unipersonal donde ayudo a emprendedores a vender y ganar más dinero.

 

He aprendido a no pensar en el que dirán, a no esperar la adulación ni la aprobación de nadie. Quien no ha fracasado en su vida, es porque no ha hecho absolutamente nada que valga realmente la pena.

 

De tantas vivencias y experiencias, NO soy resiliente, ni quiero... SOY ANTIFRÁGIL.

 

El resiliente se recupera, pero EL ANTIFRÁGIL MEJORA, como diría Nassim Taleb.

 

Por eso y por lo que vas a conseguir tú...

 

He creado esto.

 

PARA TI.

 

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