
Atento a este extracto:
Yo soy un ejemplo perfecto del poder que tiene combinar diversas habilidades mediocres.
Soy un dibujante rico y famoso que no sabe dibujar bien.
En las reuniones sociales no suelo ser la persona más divertida de la sala.
Escribo bien, pero no muy bien. Aunque lo que tengo, y la mayoría de artistas y dibujantes de tiras cómicas no tiene, son años de experiencia en empresas, más un MBA de la Haas School of Business de Berkeley.
Los primeros años que dibujé Dilbert mi experiencia profesional me sirvió para encontrar temas para las viñetas. Al final descubrí que mis habilidades comerciales eran esenciales para que Dilbert pasara de ser un éxito reducido a una marca familiar.
La combinación de mis habilidades mediocres vale mucho más que cada una de ellas por separado.
Si usted cree que el talento extraordinario y la búsqueda obsesiva de la excelencia son necesarios para el éxito, le diré que ése es sólo un enfoque, y seguramente el más arduo.
Por lo que respecta a las capacidades, la cantidad a menudo es mejor que la calidad.
Scott Adams en Cómo fracasar en casi todo y aun así triunfar.
Bien...
Esto es una sablazo al ego de todo emprendedor perfeccionista.
Te han educado con la idea de que el éxito es cuestión de ser el mejor en algo.
El más listo.
El más talentoso.
El más brillante.
Crees que tu talento en una cosa concreta te llevará al éxito.
Normalmente el talento en una sola cosa es insuficiente.
Yo jugué durante 8 años en la cantera del Betis y tenía talento, pero me faltaba garra y mentalidad.
Solo me faltaba añadir una serie de habilidades que complementaran mi talento.
Pero no me enfoqué lo suficiente y luego cuando llegaron las lesiones no supe reponerme.
Ni te imaginas lo duro que es tener solo talento.
Pues en el mundo del emprendimiento pasa lo mismo.
Si yo tuviera la misma mentalidad que tenía en aquella época no te mandaría 1 email diario ni de coña.
Ahora tengo la perseverancia.
Porque da igual que seas más talentoso que yo escribiendo si después mandas solo 1 email a la semana a tu audiencia.
Mis 30 emails medianamente buenos serán más efectivos que tu email obra de arte semanal.
Probablemente venda más que tú siendo menos talentoso.
Y aquí estamos para vender.
Y es que no hace falta que seas el número uno en nada.
Si eres aceptable en varias cosas (aunque no destaques en ninguna) puedes combinarlas y construir algo único.
Algo valioso.
Scott Adams convirtió sus habilidades mediocres de ventas, dibujo y literatura en una rareza que le hizo vender mucho y hacerse millonario.
Ahí está la clave.
Yo uso mis experiencias de vida y empresariales (como por ejemplo ser propietario de un bar de copas, irme a Francia a repartir pizzas y ser barman en hoteles o ser vendedor para varias multinacionales), un pizca de perseverancia, una investigación diaria, un mediocre lettering para captar la atención en Internet y una sencilla y desacomplejada redacción publicitaria para vender mis productos vía emails.
Todo eso hace una rareza combinada que a la larga te dará sus frutos.
No es una habilidad, es la combinación de varias.
En un mundo donde todo el mundo compite por especializarse y destacar en una sola cosa… tú puedes destacar por la combinación.
Los especialistas ganan dinero... los generalistas se hacen millonarios.
Es como hacer cócteles.
No necesitas tener el mejor whisky del mundo.
Pero si lo mezclas con los ingredientes adecuados, en las proporciones correctas, puedes crear un cóctel inolvidable.
Uno que no existe en ninguna otra barra de bar.
Y eso se aplica a cualquier emprendedor, copywriter o freelance que quizá no se sienta el más brillante en su sector o su gremio.
Por eso, cada mes creo una revista que no es una simple revista.
Es un curso mensual camuflado en revista.
Y ahora esta revista te llega a casa.
Dentro encuentras lecciones concretas para mejorar habilidades clave en ventas, psicología, copywriting, storytelling, email marketing, comunicación, marca personal, estrategia, persuasión...
Habilidades que, combinadas con cabeza y claridad (y no con la obsesión del perfeccionista), acortan el camino hacia el éxito real: el que se mide en ventas, dinero y libertad.
No te enseñaré a ser el mejor en una sola cosa.
Te enseño a conectar puntos que valen más que cualquier talento aislado.